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Cuestión de Mirada

Todo es cuestión de mirada.
Al principio indecisa, tomando fuerza, surgen las prisas y entonces fuego y gasolina hacen fusión.
El mundo se acaba, aprovecha el momento. La anticipación sirve, motiva, enciende.
Jura que lo haces y entonces pasa.
Nervios y manos, mezcla fatal, consumen el tiempo, recortan espacios de piel que con otras partes osarías recorrer.
Ganas y cuerpos, un final en cenizas.
Quiero una fiera, no intentaré controlarla, sólo me apetece, necesito saciarlo.
El tacto tampoco es buen amigo, desde unas caderas en llamas, unos dedos inquietos y curiosos, hasta unos labios ansiosos.
Todo viene de un previo motivo, como antes mencionado: miradas indiscretas, frases distraídas cargadas de sentido a prueba de incendios, suspiros acallados que posiblemente busquen ser oídos desde distancias peligrosas, intenciones ocultas que se convierten en secretos a voces.
Déjame recorrer lo guardado, pasar por los momentos de placer de tu cuerpo, buscar lo concreto perdiéndote en el caos.
Acaríciame con suavidad la boca y prende en jadeos antes de que la noche cierre. Embriaga mis labios, mi cuello, mi cuerpo; con tu atrevimiento.
Promete con mordiscos sutiles una próxima vez, promete moralidad sensual y sacia la sed.
Equilibra la balanza, no domines, déjate dominar. EL momento será el que te guíe, mis sonidos los que te martiricen.
Ahoga los suspiros con la humedad del beso, y siente en ellos el deseo de un fuego que probablemente no quede satisfecho.
No pidas, no preguntes, siente y escucha. NO me sueltes los labios si no lo sientes necesario, además, el aire hace mucho que la llama ha consumido.
Mantén el momento a las puertas, porque ya sabes cómo se gana en anticipación, y admitámoslo, precisamente el derecho lo hemos ganado.
Cuídate de mis temblores, porque te van a decir en qué punto me tiene tu boca. Y si ves que flaqueo, no te detengas, porque te aseguro que cualquier dosis será poca.
¿El juego? Peligroso, ¿la cercanía? Más aún…
Pero cada frase, toque, palabra, roce, suspiro y beso son tan sólo cosas que merecen la pena, pues caldean el proceso y se apoderan de los cuerpos.
Quiero necesitar agarrarme a la tela del maltratado sofá por buscar algo que me recuerde que todo sigue siendo real.
Báilame, mientras, un vals lento que transforme nuestros deseos al ritmo de soul, y con las caderas estrena un balanceo suave, ruin, despiadado. Un balanceo que exija a cada poro de mi piel despertarse clamando atención.
Que el ritmo de tus brazos se coordinen con la lengua impaciente de agua, que mana de mis ganas.
Sincroniza tu mirada con la mía, de forma que un latido exaltado embriague cada nervio del cuerpo enfrentado.
Prioriza la danza de tu boca sobre zonas de peligro antes ya exploradas, pero en cada nuevo movimiento un poco más desconocidas, generando un bucle ilimitado de aquello que envenena pero cura a cada paso.
Crea una coreografía uniendo las esencias necesitadas de contacto, pero cuidado no anticipes el resultado, porque todo es parte de esta pura y sensual obra de teatro.

Cuestión de Mirada: Lista

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