top of page

A ver cómo te explico yo...

A ver cómo te explico yo lo que combustiona en cada recoveco de mi mente.
La verdad es que no espero que me lleve más de unos minutos de resignación atravesar cada momento sabiendo que reemplazarlo se ha convertido en una necesidad, algo implorado desde tres almas que necesitan paz.
Un par de minutos por un tiempo resumido en meses. Un par de minutos por cada sensación de vértigo calmada por las suaves yemas de una mano conocida, ahora distante. Un par de minutos resumiendo todas las caricias ocultas en risas o vergüenzas. Dos minutos en los que recobrar el aliento después de la exhalación que ha supuesto esta frenética caída de meses. La cuesta abajo sin fin que no queríamos parar aun percibiendo el golpe que soportaría la carga.
Hablan de meses de olvido para sentimientos y sensaciones profundas, pero que le hago yo si lo que pienso y siento está fuera de todo dicho, si sólo yo sé lo que ha sido sin serlo. Prefiero suponer que el palo ha resultado la firma que necesitaba para algo real, pero me obligo a traer a la mente que la realidad no se basa en nombres, que todo lo que yo guardo no me lo quitan dos minutos,
Me llevó, por desgracia, más que 120 segundos el advertir que la vuelta atrás quedaba fuera de juego. Querías saber, y yo ahora respondo: son míos.
Son míos todos los momentos; los roces, las risas, las palabras, las sonrisas, las alertas, los susurros, las lágrimas, los huecos, los abrazos... Son mías las manos inexpertas que se aventuraron al desastre intentando cubrir todos los fuegos. Me he quemado, porque una de las dos tenía que perder; porque los grises sólo se crearon para que las mentes racionales cayesen y experimentasen algo fuera de lo previsible.
Quién me iba a decir a mí que la falta de expectativas del comienzo en ved de aumentar, se voltearía y me dejaría boca abajo tratando de vomitar cada palabra estancada en una garganta que prefería vivirlo hasta explotarlo, antes que renunciar a la miel en medio de un mar de sal.
No me malinterpretes, a ver cómo te explico yo que todo lo que pueda dejar mal sabor de boca es arrastrado por cada vez que una mirada te delató por encima de tus palabras, por cada sutil rojez evanescente en tus mejillas. Cada necesidad constante de contacto engulle con creces las inseguridades que se me crean pensando en que no quería perder, pero el juego ya había hablado cuando yo siquiera sabía que participaba.
A ver cómo te explico yo que le tengo celos al azar, porque es el único que puede afirmar en rotundo que ha tenido y tiene la suerte de vivirte con cada pequeño detalle que le regalas al tiempo.
A ver cómo te puedo yo decir que no me arrepiento de nada que no sea saberme excesivamente controladora de mis demostraciones y palabras. Quizá hubuese sido peor, pero el cuerpo me exige, una vez pagadas las cuentas, todo aquello que podía haber hecho, todo aquello que podía haber confesado en un momento indeterminado, pero que ha terminado brotando en minúsculos términos en cada expresión que ahora estoy sacando.
No quería renunciar a un espejismo. Sigo sin querer hacerlo, pero dadas las circunstancias, las opciones no son otras. Es un hecho. Pasa de TODO pero mi alma quiere calmarte sacando un NADA.
Creía que una mañana me daría para sofocar el ardor de la desilusión, pero ahora, un simple domingo veraniego de madrugada, me encuentro escribiéndole a tu esencia grabada en mi conciencia. Podría llevar la contraria a tus decisiones, pero no me apetece seguir arriesgando. Me he hecho un daño que no preveía, sientiendo en la ignorancia, detallando(te) en silencio; lo que ahora me tortura por no saber guardar(te) íntegra sin prefijos de adorno, ni el sufijo que suponen tus avisos de final.
A ver como te explico yo que no puedo pasar una página que no estoy segura de que haya existido, pero tampoco puedo negar nada, porque de forma certera yo lo he vivido.
A ver cómo te explico yo que no sé el punto en el que me deja todo esto después de tanto tiempo de no conocer dónde ni cómo me estaba moviendo.
A ver cómo te explico yo que no me veo lista para cumplir algunas de esas últimas palabras mías en las que la amistad ocupaba un lugar que ahora se me resquebraja por falta de credibilidad, y a la vez es lo que más ansío mantener a toda costa.
Por favor te pido, que me expliques una última cosa, y es que si yo aparezco tanto en tu mente como tú te has grabado en todas mis retinas, ¿por qué un paso hacia mí te supondría tanto?
Necesito que me expliques que cada palabra de aquí, no es reflexiva, sino que se integra en una reciprocidad dolorosa pero real.

A ver cómo te explico yo...: Lista

©2020 por Kalus. Creada con Wix.com

bottom of page